La historia de la sociedad,
nos cuenta y nos describe los roles y status que cada individuo que la compone
cumple dentro de los grupos, para que éstos se tornen organizados, y de esta
manera queden conformados en SOCIEDADES.
A nosotros, es decir, a
la educación y en particular a la ESCUELA como viabilizadora de esa educación,
nos corresponden varios roles, porque la amplitud de la educación genera a su
vez otros roles y status intervinientes en la formación integral de los sujetos
aprendientes.
Esto significa que
tenemos asignado el rol de fortalecer todos aquellos aprendizajes que provienen
de la cultura social, y que de alguna manera no ha generado la internalización
necesaria que demanda LA SOCIEDAD.
En este sentido
consideramos relevante los aprendizajes relacionados con la Educación Vial, reconociendo que nuestros
alumnos son peatones, circulan en bicicletas, motos, autos, u otros. Muchos
llegan a la escuela en transportes escolares o remises.
En algunas ocasiones, nuestros
alumnos son “conductores” y en otras, son “conducidos”. Por esto, se espera también que ellos sean
factores multiplicadores que colaboren, desde temprana edad, a una mayor concientización sobre la
importancia del respeto a las normas de tránsito, el uso del casco, de los
cinturones de seguridad, de la obligatoriedad que los menores de 12 años viajen
en los asientos traseros, etc, etc, que lleven a una conducción y circulación
responsable de la comunidad.
El
tránsito y la convivencia vial, es un tema que nos obliga a informar,
realizando prevención con la finalidad de cuidar nada más ni nada menos, que la
seguridad y la vida de nuestros alumnos.
Los
porcentajes de pérdida de vidas humanas, y especialmente de jóvenes, nos interpelan
para que desde las instituciones educativas y desde la estructura toda de la
educación, colaboremos en la formación y la internalización de la convivencia
vial.
Es necesario que los
niños puedan desarrollar una cultura vial de respeto hacia los otros y hacia si
mismos. Y que nuestros adolescentes
puedan cambiar la cultura del desapego a la vida y la falta de respeto por la
vida del otro.
Si hoy los jóvenes son
protagonistas políticos a través de su militancia y las decisiones que toman en
el accionar de SUS DERECHOS, también son protagonistas del cuidado de su propia
vida y de la vida de los demás.
La idea central es no
sólo capacitarse sino también organizar grupos de madres – padres que formen
parte de una red de prevención y concientización, los cuales entren en acción en momentos en
que los adolescentes accedan a su primer vehículo. Es allí donde esta red de
progenitores comenzarían a actuar mediante distintas formas de comunicación
para que el/la joven anteponga el valor de su propia vida y la de los demás, a
la del desplazamiento ANÁRQUICO.
Es absolutamente
necesario que TODOS los adultos que intervenimos en la formación y educación de
nuestros niños/as y adolescentes, NOS COMPROMETAMOS A TRAVÉS DE LA ACCIÓN A
BAJAR EL ÍNDICE DE MORTALIDAD INFANTO JUVENIL POR SINIESTROS VIALES, QUE
PUDIERON HABERSE EVITADO. Y ASÍ, HABER SALVADO UNA VIDA, LA VIDA DE NUESTROS
PROPIOS ALUMNOS/AS.
Insp. Jefe
Distrital Campana